A lo largo de los años, la dinámica en las consultas y clínicas de reproducción asistida ha ido cambiando. Se ha pasado de ser una especialidad en la que solo se escuchaba la voz del ginecólogo, a tratar la esterilidad de una forma multidisciplinar, donde tiene cabida la opinión y experiencia de los profesionales en embriología, psicología, enfermería, genética, inmunología, nutricionistas, etc. Dando cada uno de ellos aportaciones de validez a la hora de realizar un diagnóstico o explicar los acontecimientos que se pueden dar durante el tratamiento a los pacientes.
Desde InvitroREd nos ha llamado la atención otros campos que pueden servir de apoyo a los pacientes, como es el de las terapias energéticas, en concreto el Tai Chi en la fertilidad y queremos compartirlo con vosotros.
El Tai Chi Chuan, conocido familiarmente como Tai Chi, es un arte marcial milenario procedente de china, se basa en la realización de movimientos lentos, suaves y circulares, basados en la observación de procesos naturales.
Esta disciplina, se considera un principio de unión del ser humano con la naturaleza, Tai Chi significa movimiento de la unidad suprema o unión y equilibrio de dos fuerzas polares y complementarias, Yin y Yan, que se manifiestan en cielo y tierra, sol y luna, hombre y mujer, cuerpo y espíritu. La interacción armónica de estas energías genera y sustenta la vida. Por este motivo, desde hace ya varios años, se trabaja esta técnica para ayudar a mejorar la fertilidad de los pacientes, convirtiéndose en una medicina alternativa que fortalece los órganos internos, la estructura ósea, los sistemas digestivos, circulatorios, inmunológicos, nerviosos, etc, aportando equilibrio en los planos emocionales, mentales y corporales.
La cultura occidental, es normalmente, más reacia a estos conceptos de energía vital y al uso de terapias alternativas, pero poco a poco, están consiguiendo formar parte de nuestra actividad cotidiana, con la aparición de modalidades como el yoga y el Tai Chi.
En nuestro país, una de las primeras personas en difundir estás técnicas para acompañar a los pacientes de fertilidad, es Mª Victoria Hurtado de Mendoza Acosta, embrióloga, y practicante durante algunos años de esta disciplina, y a continuación, nos dará más información sobre esta técnica milenaria:
Conocí esta técnica gracias a un familiar que me la recomendó. No voy a negar que me costó un poco comenzar a practicarla, pero una vez me inicie, no dudé de los beneficios que me aportaba y que, además, podría ayudar a las parejas sometidas al estrés de los tratamientos de reproducción asistida. No en vano, existen trabajos que relacionan la práctica de esta técnica con un bienestar psicológico, reducción de estrés, ansiedad y depresión, por lo que podría ayudar a los pacientes que se encuentran en búsqueda de embarazo.
En este artículo, se hace un especial hincapié en la necesidad de que la pareja sometida a reproducción asistida puede presentar en algún momento del tratamiento síntomas psicológicos negativos, que necesitan ser tratados para optimizar el desarrollo del tratamiento reproductivo.
La guía de apoyo psicológico en infertilidad editada por el grupo de interés en psicología y asesoramiento de la ESHRE, destacan la necesidad de un apoyo emocional en aquellos pacientes que manifiestan ansiedad o depresión, parejas con donación de gametos o embriones y parejas homosexuales.
Se habla sobre la necesidad de un tratamiento de forma holística, es decir, para tratar a cada individuo de forma particular, atendiendo a sus necesidades y no tratándolo como un conjunto de síntomas generalizados. Sin embargo, se debe ser consciente que la aplicación o uso de estas técnicas no debe ser excluyente de la medicina convencional.
Adentrémonos un poco más en el mundo del Tai Chi. Existe una energía descrita en las culturas orientales de naturaleza infinita que circula por el cuerpo sosteniendo todo lo vivo. Esta energía vital (Chi), discurre por lo que los chinos llaman Meridianos, en yoga se conocen como Nadis, los japoneses como Ki y Prana para los hindúes. Esta energía, se considera inteligente y capaz de sanar cuerpo y purificar la mente.
El Yoga, ya más extendido, es una disciplina completa, que trata tanto la mente como el cuerpo y el espíritu y desde hace varios años, se conocen los beneficios que originan en los pacientes de reproducción asistida. Con el Yoga, se practica la meditación y relajación, ayudando de esta forma a los pacientes a aclarar su mente, mantener el cuerpo sano y ayudar a la mujer a concebir, aumentando su positividad.
El Tai Chi, es menos conocido, es un arte marcial de origen taoísta, pero actualmente se usa más como una técnica preventiva para la salud, por lo que se le conoce como el arte de la longevidad. Para su práctica, no es necesario tener unas capacidades altas de coordinación o agilidad, ni una fuerza elevada, además, se puede practicar durante toda la vida. Esta disciplina, nos ayuda a valorar el silencio, para poder prestar atención a nuestro cuerpo y sus reacciones, además, nos permite desarrollar el sentido del equilibrio. A las parejas que se someten a reproducción asistida, les puede ayudar desde un plano mental, relajando la mente, pero con todos los sentidos completamente despiertos.
Su práctica, no requiere de equipos o aparatos externos, por lo que solo puedes usar tu cuerpo, con sesiones dobles diarias de entre 5-10 minutos, podrás aprender esta disciplina en 1 o 2 meses.
En la siguiente tabla, se recogen los beneficios obtenidos al practicar Tai Chi desde un punto de vista físico, energético y mental. En occidente, los médicos aceptan que el Tai Chi ayuda en la relajación y mejora el control respiratorio, pero muestran su escepticismo ante su filosofía y principios fundamentales.
Disciplinas como el Tai Chi o el Qigong, basadas en movimientos suaves, potencian el flujo de energía a través del cuerpo, reequilibrando los ciclos naturales, como por ejemplo la ovulación. El Qigong, produce un mayor flujo sanguíneo al cerebro y órganos, siendo recomendado en varones de edad avanzada con problemas prostáticos.
Estos ejercicios, además se pueden realizar en pareja, Tui Shous, o empujar las manos, ayudan a la comunicación y a aprender a relajarse y ceder, a no permitir que las energías negativas que circulan en nuestra contra nos perturben o desequilibren.
Como conclusión, indicar que la práctica del Tai Chi y los ejercicios de Qigong nos ayudan a armonizar nuestro cuerpo con la mente obteniendo una relajación mental que favorece la fuerza interior. Esto permite mejorar la comunicación con los especialistas, desarrollar una actitud más positiva ante los tratamientos y una mejor disposición a aceptar los resultados y valorar otras opciones, como la donación de gametos y/o embriones o adopción.
“Es necesario tener un equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu para enfrentarnos a todos los retos de nuestra vida, pero especialmente en este periodo de búsqueda de un hijo, hay etapas muy duras que sólo con una actitud positiva y toda nuestra energía focalizada de forma saludable, nos ayudarán a que el proceso sea más liviano.”
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Bibliografía:
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