El estilo de vida actual ha causado que las parejas retrasen cada vez más la maternidad, aumentado de esta forma, la demanda de servicios reproductivos.

En mujeres es de sobra conocido que a mayor edad, la reserva ovárica va menguando, y además, estos ovocitos suelen tener una peor calidad, aumentando las probabilidades de que el embrión presente alguna aneuploidía. Esto se debe a que cuanto mayor sea la mujer, más errores durante la meiosis se producirán, por lo que se originarán un mayor número de gametos con un número cromosómico diferente al óptimo, 23.

Si bien la vida fértil del varón suele durar durante toda su existencia, también la calidad espermática se va reduciendo con el paso de los años, aumentando también de forma significativa la aparición de alteraciones genéticas y la fragmentación espermática.

Por último, cabe destacar que a mayor edad, además de encontrar más complicaciones para conseguir el embarazo, ya sea de forma natural o con ayuda de reproducción asistida, aumentan también las complicaciones durante el embarazo, posibilidades de aborto o de nacido con alguna alteración genética, como el síndrome de Down, y además, no es lo mismo criar un niño cuando se tienen 25 o 30 años a cuando se tienen más de 35.