Miriam Gonzalo

Mi nombre es Miriam Gonzalo, aunque en RRSS podréis encontrarme como @sexologiam.

Soy psicóloga y sexóloga de profesión, especialista en sexualidad femenina. Mi labor profesional diaria se ha dividido siempre entre la educación sexual y el asesoramiento clínico en consulta. Aunque he abordado todo tipo de problemáticas relacionadas con las principales disfunciones sexuales (falta de deseo, dolor, vaginismo, ausencia de orgasmo, etc.) y los problemas de pareja, mi mayor pasión ha girado siempre en torno al acompañamiento de mujeres en el proceso dispar de la reproducción.

Desde muy pequeña supe que quería dedicarme a ayudar a los demás, y cuando terminé mi formación como psicóloga, uno de mis primeros casos estuvo estrechamente relacionado con la infertilidad. Tuve que empezar a profundizar en el tema, y a familiarizarme con los términos de este mundo para poder abordar la demanda de la pareja que acudió a consulta. En ese momento, me di cuenta de que lo que estaba haciendo suponía todo un reto que me apasionaba: había que ayudar a esas personas a sobrellevar un momento muy complicado en sus vidas sin perder de vista su salud cognitiva individual, ni tampoco la afectivo-sexual como pareja. ¡Ahí es nada!

Durante los procesos reproductivos a veces ignoramos o dejamos de lado aspectos importantes como la gestión emocional, la correcta comunicación con la pareja (de haberla) o el disfrute durante las relaciones, que pasan a ser meramente reproductivas.

En este sentido, a lo largo de mi carrera profesional he trabajo de forma multidisciplinar con médicos, matronas y fisioterapeutas de suelo pélvico, lo que nos ha permitido aunar fuerzas para alcanzar un mismo objetivo común: conseguir el mayor bienestar en el pre, el parto, y el postparto de las mamás. Considero que cuando decidimos ser madres, un error común en todas nosotras es perder de vista nuestra faceta de mujer. No sabemos cómo será el proceso. Si habrá complicaciones, emociones no gestionadas, miedos e inseguridades. O si todo irá sobre ruedas. Pero lo que sí sabemos a ciencia cierta es que, cuanto mayor fortaleza mental posea la futura madre, menor será el impacto cognitivo, emocional y físico que se desprenda del proceso. Igual que es necesario ejercitar el cuerpo para mantenerse en forma, debemos trabajar nuestra mente.

Miriam Gonzalo Reguillo.