Fragmentación del ADN espermático

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Para que la fecundación ocurra de manera satisfactoria, el material genético que aportan los gametos deben estar íntegros. Existen pacientes cuyos espermatozoides presentan un elevado índice de rotura en las cadenas de ADN que forman los cromosomas, y estas fracturas pueden ser de cadena doble o sencilla.

Esta prueba se realiza a partir de una muestra seminal, que debe ser tomada de la misma manera que para un seminograma. Entre un 10-15% de varones con un seminograma dentro de los valores de normalidad, pueden presentar problemas en la integridad del ADN espermático, por lo que el estudio de la fragmentación nos brinda información complementaria en casos de baja calidad embrionaria, menor tasa de fecundación e implantación y mayor tasa de abortos espontáneos.

 

Una elevada fragmentación espermática puede tener dos orígenes diferentes, según sea su naturaleza:

1-Endógenos: estas causas se producen durante la espermatogénesis, debido a que en el testículo no se eliminen de forma óptima los espermatozoides afectos, o que estos no completen su maduración en el epidídimo. Una producción excesiva de radicales libres oxidantes en el tracto genital también aumentan la fragmentación.

2-Exógenos: existen factores externos a la producción de espermatozoides que afectan a la integridad cromosómica de los mismos, destacan la edad del paciente, el tabaco o se ha expuesto a contaminantes como pesticidas. El tratamiento con antidepresivos, antibióticos, radioterapia o quimioterapia, pueden aumentar también esta fragmentación, así como infecciones seminales. Procesos febriles, varicocele u otras actividades que aumenten la temperatura testicular (ropa ajustada, uso de aparatos eléctricos…) afectan de forma negativa la integridad del ADN espermático.

El estudio de la fragmentación del ADN espermático está indicada en los siguientes casos:

-Varones mayores de 45 años, fumadores, con varicocele o que presenten diabetes.

-Varones con seminogramas con necrozoospermia o hipoespermia.

-Ciclos de fecundación in vitro con embriones de mala calidad, fallo de implantación o abortos de repetición.

Al producirse la fecundación, el óvulo puede corregir estas roturas de ADN espermático, pero esto depende del tipo de roturas y la calidad del mismo óvulo. Además, existen diferentes tratamientos según la causa que produzca esta alteración. Normalmente, el consumo de antioxidantes mejora la fragmentación espermática. En caso de infección se deben tomar antibióticos. El varicocele puede ser intervenido quirúrgicamente, ayudando a disminuir estas roturas. En estos casos, lo aconsejable es repetir de nuevo el test pasados unos 3 meses, para valorar así la eficiencia del tratamiento.

Si el paciente se debe someter a ciclos de quimio o radioterapia, lo más recomendable es preservar la fertilidad del individuo, ya que es difícil que tras estos tratamientos tan agresivos se recupere la función testicular completamente.

En casos de no conseguir mejorar estos índices de fragmentación espermática, el tratamiento más eficaz es realizar a los pacientes un ciclo inseminación artificial, o de FIV/ICSI, si el índice de fragmentación es mayor al 30%, recomendando apoyar esta técnica con MACS, PICSI, Fertile Chips o TESA.

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