Factor cervical
El factor cervical se define cuando existe alguna alteración que afecte al funcionamiento del cuello uterino o cérvix. Esta porción del útero se encuentra dentro de la vagina, y entre sus funciones destacan permitir el paso del sangrado de la menstruación, entrada de espermatozoides al útero y salida del bebé durante el parto natural.
Una mala funcionalidad del cérvix, puede afectar a la fertilidad de la mujer de diferentes maneras.
Morfológicas
Su origen puede ser embrionario, debido a fallos en la fusión de los conductos müllerianos o a la no existencia de los mismos, causando una duplicación o ausencia del cérvix, respectivamente. Traumatismos sucedidos durante intervenciones quirúrgicas o de origen accidental, pueden llegar a modificar la estructura y funcionalidad del cérvix.
La aparición de quistes, pólipos, endometriosis y miomas en la zona del cuello uterino, también pueden afectar a la fertilidad femenina. La presencia del virus del papiloma humano (VPH), representaría el diagnóstico más grave, ya que ocasiona cáncer cervical, mientras que el resto de tumoraciones suelen ser benignas.
La cervicitis, normalmente causada por agentes infecciosos como Neisseria gonorrhoeae, Chlamidya trachomatis, Trichomas vaginalis, y virus herpes simple, causan inflamación en el cérvix. Se diferencian dos tipos de cervicitis, la primera de ellas, conocida como aguda (asociada normalmente a otras infecciones del tracto genital, el síntoma más común es una secreción mucosa purulenta) y la segunda, crónica (suele ser asintomática, se diagnostica mediante biopsia cervical, en una revisión ginecológica solo se observaría una profusa secreción mucopurulenta).
Moco cervical hostil
El interior del cuello uterino contiene un moco que cambia su aspecto según el estado fértil de la mujer. Diferenciamos entre moco tigo G, cuando es más espeso, impidiendo el paso de los espermatozoides. Este moco está presente hasta el estado preovulatorio, cuando la mujer comienza a ser fértil y presenta un moco más rico en estrógenos, moco tipo E, menos denso y más abundante, que facilita el acceso de los espermatozoides al útero. Si el cuerpo no produce suficientes estrógenos, el moco seguirá siendo más sólido impidiendo el paso de espermatozoides. Además, existen otros factores que pueden alterar la funcionalidad del moco cervical, como pueden ser agentes patógenos y medicamentos como el citrato de clomifeno, utilizado para inducir la ovulación, pero con una función antiestrogénica.
Para su diagnóstico se pueden realizar varias pruebas. Si se sospecha de una infección, se deberían realizar cultivos para determinar que agente la causa. Se puede comprobar la permeabilidad del cuello introduciendo una cánula, comprobando si esta lo atraviesa con facilidad. También se puede realizar una prueba postcoital, en la cual se toma una muestra de moco tras mantener relaciones sexuales y comprobar si en ella se encuentran o no espermatoziodes. Por último, el uso de la histeroscopia permite obtener imágenes del interior del cuello, pudiendo observar si presenta alguna alteración.
En caso de infección, el tratamiento consistiría en administrar antibióticos a la paciente, una vez conocido el agente que la cause. Si el motivo de la alteración del moco se debe a déficit de estrógenos, la administración de compuestos estrogénicos durante la primera fase del ciclo debería ayudar a mejorar su calidad. La intervención quirúrgica se utiliza en casos de cervicitis crónica o alguna malformación del cérvix, causada por tumoraciones o traumatismos.
Las técnicas de reproducción asistida, también serían una opción factible para tratar la infertilidad en las mujeres que sufren alteraciones cervicales, ya que tanto al realizar inseminación artificial como ciclos de fecundación in vitro, la función del cuello uterino solo sería la de permitir el paso de las cánulas que se usan para transferir al útero espermatozoides o embriones.